Sexo, amor, infidelidad….. on-line
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Formar una familia bajo los factores naturales y con dos tipos de géneros: macho y hembra. Sin embargo, no hay verdades absolutas en el sexo, como en el resto de peculiaridades del ser humano y la naturaleza, o al menos la ciencia todavía no las ha logrado descifrar en todo su extensión.
En la biología más rancia, el sexo tiene como meta el proceso de combinación y mezcla de rasgos genéticos dando por resultado la especialización de organismos en variedades femeninas y masculinas. Pero los nuevos estudios sobre el proceso hormonal de la mujer en la gestación, abre un abanico mucho más variado de perfiles sexuales que el tradicional de hombre, mujer, o el más moderno, hombre, mujer, homosexual o bisexual.
Los nuevos estudios dan a entender que aun habiendo dos géneros físicamente diferenciados la conciencia de un rol u otro no lo da únicamente el órgano sexual con el que se nace, si no la mayor o menor proporción de hormonas que el feto recibe durante la gestación y que abre un abanico muy amplio de perfiles al margen de la tendencias sexuales, con extremos muy diferenciados.
Mujer – – – – – – – – – – hombre
Hombre – – – – – – – – – mujer
Por ejemplo en el clásico heterosexual ,,, mujer muy femenina y hombre muy macho,,, existen las mujeres con caracteres muy masculinos pero sin llegar sentirse hombres y hombres con caracteres muy femeninos sin que lleguen a sentirse mujeres.
En los extremos estarían los homosexuales, hombres con sexo masculino y un sentimiento sexual femenino, y al contrario una mujer con sexo femenino y un sentimiento sexual masculino.
Amén de todo, están las personas bisexuales que siente atracción sexual tanto por lo femenino como por lo masculino al margen del órgano genético con el que nazca.
El conjunto de fenómenos emocionales, de conducta y de prácticas asociadas a la búsqueda del placer sexual marcan de manera decisiva al ser humano en todas y cada una de las fases de su vida. Por lo que parece bastante lógico que en la búsqueda del placer personal cada uno elige qué desea y qué hace, con su sexualidad, o con quien la desarrolla.
Cada vez nos parecen más ridículos y evidentes los viejos intereses de la religión o la moral por organizar los sentimientos humanos en “se puede, o no se puede” como una forma más de control de la conducta de los grupos, condenando a una gran mayoría de personas a no entender o aceptar su propia naturaleza como algo natural.
Esta falta de respeto hacia el que es distinto de la mayoría genera sufrimiento y condena en muchos casos a la marginalidad de los sentimientos.
La realidad de “hay sexos y muchas sexualidades” deja cada día más claro en los estudios genéticos, que todos somos una amalgama compleja de incógnitas, y a pesar de estar pensando en la colonización de marte, el ser humano sigue siendo un extraño para él mismo y durante siglos su peor enemigo.
Las trans y travestis
El motor base del comportamiento sexual humano siguen siendo los instintos, aunque su forma y expresión dependen de la cultura y de elecciones personales, esto da lugar a una gama muy variada de comportamientos sexuales. Entonces, el hombre que elige una chica trans o travesti, ¿estará desarrollando una nueva forma de vivir la sexualidad? ¿Por qué no puede ser una opción más?.
El dilema de los travestis y transexuales con respecto de los homosexuales es que ellos no se sienten hombres que se visten de mujeres, si no mujeres que en el caso de los travestis aceptan y no les acomplejan sus órganos, o en el caso del transexual que necesitan operarse para readecuar su cuerpo físico a la experiencia subjetiva o su sentimiento de sentirse mujer.
La atracción por los travestis y las trans
Hay quienes piensan que detrás de un hombre que se relaciona con una travesti, hay un gay reprimido, y esto no tiene por qué ser así. A estos hombres heterosexuales les atrae el cuerpo femenino, se sienten fascinados por sus curvas, la sensualidad, y hasta la libertad para el juego erótico.
Los hay que rechazan cualquier gesto viril que se cuele o el timbre de voz levemente grave. Puede parecer una paradoja, pero por un lado rechazan signos de virilidad en la figura y en el comportamiento pero la presencia de los genitales masculinos les atrae, en muchas de estas relaciones, el hombre ocupa un rol pasivo, o hay versatilidad, intercambiándose los roles.
Otros prefieren la transexual operada, la atracción es sumamente mental pues se reconoce en la fuerza de sus emociones y por lógica en la sexualidad.
Problemática
Un hombre heterosexual que desea a una mujer trans vive preso de la normatividad social, surgiendo el dilema existencial ante el gran desafío de blanquear la relación que puede generar incomprensión, burla o rechazo y que limita la expresión autentica de lo que siente.
Tiene que cumplir con las reglas impuestas para un hombre biológico, pero aun sintiéndose un hombre psicológicamente, desea igual o más a una mujer transgénero que a una mujer biológicamente y psicológicamente configurada.
Por otro lado, el hombre que desea a una chica trans, y está en pareja, se ve en una disyuntiva angustiante, mucho más que si la otra opción fuera una mujer biológica, pues siente inconfesable su atracción prefiriendo ocultarla, aunque las relaciones sexuales o amorosas que se desarrollen entre un heterosexual y travesti se planteen de una forma simple.
Hablamos continuamente en masculino como una forma de aclarar términos pero la misma situación se da en las mujeres travestis o trans.