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¿Por qué se llama hacer el griego al sexo anal?

Hacer un griego con una puta en Barcelona

Es común que en Hispanoamérica se usen referencias a gentilicios para indicar algunas posturas y prácticas sexuales. Son ejemplo de ello los términos hacer la cubana, practicar el francés y hacer el griego. En el presente artículo exploraremos sobre el origen de esta última expresión, empleada para referirse a la práctica del sexo anal, tanto homo como heterosexual.

El sexo anal ha sido histórica y antropológicamente una práctica sexual habitual entre los humanos, tanto en relaciones héterocomo entre personas del mismo sexo. No hay que olvidar que ante la ausencia de anticonceptivos eficaces, esta práctica era una manera segura de lograr el placer, evitando embarazos no deseados. 

Además de ello, es conocido que en los hombres la masturbación anal puede resultar placentera, ya que estimula la próstata, la cual contiene múltiples terminaciones nerviosas. En el caso de las mujeres, con la masturbación anal también se puede estimular la vagina, y con ello, generar placer.

En la civilización occidental el clímax histórico de la práctica del sexo anal llegó en la antigua Grecia, en cuya civilización la homosexualidad era algo habitual, y por lo tanto, socialmente aceptado. De hecho, en dicha sociedad la prostitución juvenil funcionó como una pseudo-profesión, donde a cambio de dar placer los jóvenes recibían, entre otros beneficios, educación política, científica y moral.

El impulso de dicha tolerancia en la sociedad griega se debió a una práctica común entre sus órdenes o escuadrones de guerreros: el guerrero-esposa. A cada uno de los combatientes de mayor rango y edad, se le asignaba un joven para cuidar sus armas y atender otras necesidades, que incluían las sexuales.  De esta manera, y según el pensar de aquella sociedad, el joven aprendía el oficio de la guerra, y se preparaba para ejercerla.

Con la expansión del cristianismo, la práctica del sexo anal pasó a ser cuestionada, por no tener un fin netamente reproductivo. De hecho, fue asociada no solo con un accionar antinatural, sino que además considerada una de las formas más perversas de humillación. Con dicha asociación, la sola solicitud del sexo anal quedó como un pecado inadmisible para todo practicante de dicha religión.

Fue en el siglo XIX, en los prostíbulos de Europa, donde la experiencia del sexo anal comenzó a ser retomada dentro de la búsqueda del placer. Originalmente se introdujo como una práctica sofisticada, reservada a las clases poderosas de la sociedad. Luego se extendió con la aparición de los burdeles de hombres a servicio tanto de caballeros como de damas. Y desde entonces, las putas de lujo han incluido la penetración anal dentro de sus servicios básicos ofertados.

Al popularizarse la práctica, se debió lidiar con la mala fama que el cristianismo había impuesto sobre el mismo. No resultaba educado solicitar directamente el sexo anal, por lo que se recurrió a los eufemismos, siendo uno de los que más se extendió el de hacer el griego. Con ello no solo se hacía referencia a que fuese una práctica aceptada por la antigua sociedad griega, sino que se le daba un toque sofisticado a la misma. Y es que no hay que olvidar que en dicha época se imponía el estilo neo-clásico en Europa, como producto de la admiración que se sostenía por la cultura helénica.

Afortunadamente en la actualidad hemos superado dichos tabúes, y podemos incluir sin problema el sexo anal dentro del goce carnal. De hecho, muchas escorts Barcelona se han hecho expertas en proporcionar el máximo placer con esta práctica sexual.

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